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Las costas de Berisso y Ensenada en la región La Plata poseen en toda su extensión aledaña al Río de La Plata, monte ribereño y humedales costeros. Este ecosistema cumple la función primordial de retención de agua que proviene de las crecidas del Río de La Plata o las precipitaciones. Además alberga una gran biodiversidad compuesta por más de 800 especies de plantas vasculares, 42 especies de mamíferos, 28 de reptiles, 23 de anfibios y más de 300 especies de aves. Esta biodiversidad conforma el relicto de selva más austral del mundo.

EL MONTE Y

EL HUMEDAL

 

¿QUÉ ES UN HUMEDAL?

 

 

   Existen varias interpretaciones sobre el entendimiento de los humedales, ellas provienen de diferentes perspectivas: por su utilidad social, su valor económico, como fuente de recurso o como ecosistema natural. La convención relativa a los humedales, Ramsar de 1971, define al ecosistema en cuestión como: “las extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporarias, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros”. Por su parte, La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en su trabajo: “Humedales de la República Argentina”, propone los conceptos necesarios para caracterizar al ecosistema que conforma un humedal, en este sentido dice: “El término humedales se refiere a una amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos que comparten ciertas características. Generalmente se los identifica como áreas que se inundan temporariamente, donde el agua subterránea aflora en la superficie o en suelos de baja permeabilidad cubiertos por agua poco profunda. Todos los humedales comparten una propiedad primordial: el agua juega un rol fundamental en la determinación de su estructura y funciones ecológicas”.

A su vez, respecto a la función de los humedales, el informe sostiene: “Los humedales brindan importantes beneficios para la humanidad. Desempeñan funciones tales como el control de inundaciones, reposición de aguas subterráneas, estabilización de costas, protección contra tormentas, retención y exportación de sedimentos y nutrientes, mitigación del cambio climático, depuración de las aguas y reservorio de biodiversidad”.  Así mismo, el trabajo afirma que si bien los ecosistemas de agua dulce son escasos en el planeta –sólo representan el 1 % del total- resguardan a más del 40 % de las especies del mundo y al 12 % de todas las especies animales. De allí la importancia de su protección y conservación de cualquier tipo de actividad humana que pueda ponerlos en peligro.

 

   Por otra parte, particularmente en el caso del monte ribereño de Ensenada y Berisso, se destacan las investigaciones realizadas por el Centro de Estudios la Ribera (espacio colectivo de estudios interdisciplinarios sobre problemáticas ambientales de la región Gran La Plata). Esta organización se encarga de desarrollar diversos estudios en el Monte Ribereño con el fin de determinar qué zonas conforman el bosque nativo y, por ende, ameritan su conservación plena. Además de determinar el rol que cumple el humedal que constituyen las Islas Paulino y Santiago, tanto en el ámbito natural como en el aspecto social para el pueblo de Berisso y Ensenada.  Javier Horacio Beruhard, miembro de la organización sostiene que el humedal ribereño “constituye una barrera y un filtro para las aguas que entran desde el río en las crecientes del mismo. El Río de la Plata tiene variaciones de mareas muy grandes; sus crecientes pueden responder a intensas lluvias en el norte del Paraná, son influenciadas por las fases de la luna (igual que las mareas marinas) y, por sobre todas las demás causas, presentan violentas manifestaciones durante el fenómeno climático conocido como sudestada. El delta del Santiago representa una “esponja” que absorbe y contiene un volumen enorme del agua que ingresa al continente. Si quitamos la cobertura boscosa de las islas para transformarlas en playones de cemento, las sudestadas van a tener repercusiones terribles para la población, potenciadas al no encontrar barrera alguna que ni contenga ni absorba el agua de las crecientes”.

 

   Además, destaca el valor del bosque ribereño como fuente de aire puro, sobretodo en un contexto de contaminación ambiental como el que caracteriza a Berisso y Ensenada –destilería YPF, el CEAMCE de Punta Lara1, la contaminación producida por la actividad naval, la terminal eléctrica y el propio modo de vida urbano de la zona- hacen de la región una de las más contaminadas de la provincia de Buenos Aires2.

 

  Por otra parte, el “Inventario de los Vertebrados de la Reserva Natural Punta Lara”, realizado por la organización conservacionista Aves Argentinas en 2012, dice respecto a la zona donde se encuentra el humedal: “La gran presión a la que se encuentra sometida por las enormes concentraciones urbanas que la rodean hace imperativo tomar acciones de conservación, claramente direccionadas y de manera rápida”. El trabajo realizado por los investigadores es una descripción sinuosa del paisaje, tan variado y diverso, que constituye la costa rioplatense. En este sentido, los autores sostienen que “La diversidad de ecosistemas que constituyen la Ribera del Plata, contienen más de 800 plantas vasculares, 300 especies de aves, y numerosas especies de mamíferos, anfibios, reptiles e insectos que sorprenden a los más entendidos en el tema”.

  De esta manera, distintos sectores científicos y especialistas en el tema reconocen que el valor del monte ribereño trasciende la cuestión económica, sino que se entrelazan la identidad regional, lo ambiental y el respeto a la biodiversidad natural.

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